tocar su piel al punto que mis dedos la dejen más suave

tocarla como desbordando los deseos al fuego de una vela

saciar la sed con la lengua en palabras amorosas

hacer de cenizas la llama que arde en nuestros corazones

para no dejar que se acabe nunca como un caracol

recorriendo su piel rebelándome lentamente refrescando su alma

puedo tejer de caricias su sonrisa

anhelando ser su palabra en los besos

sus pensamientos en mitad de la noche

el sudor cálido que recorre su cuerpo

apeteciendo abrazarla justo en el arco, justo antes

que un suspiro hondo atreviese su respiración

con las uñas apretando una jugosa naranja

llenando los dedos de ansias

desbordando el rio cálido que se desliza por la cascara