recuerdas las promesas que hicimos de niños mirando al cielo con la picardía de la inocencia

aun recuerdas esas voces que corrían como caballos pisando lo triste

cuando nos sosteníamos de la mano sudando con el juego atrevido de la simpatía

donde nuestros corazones latían al ritmo de las sonrisas nerviosas y las miradas esquivas

al toque de las pieles sutiles que raspaban los deseos tirándolos

al azar

saltando al vacío de un cielo despejado de una brisa fresca y al

brillo de las miradas

recuerdas la manera de vivir sin ataduras

sobreviviendo ante la luz brillante ante el sol incandescente

ante las noches en vela

observando a las estrellas y suspirándole a la luna.