el cielo niega la entrada a mortales como yo, pero muero por besar tus labios carnosos llenos de veneno

con el gusto fino que tienen las aves al mostrar sus plumajes

así muestro la oscuridad de mi alma

me entrego completamente al deseo y me pierdo en la mirada

de un sol verde de la brisa y de las estrellas

me hundo en la niebla de un pensamiento

que se aclara con el color de tu piel

con el brillo de una mirada sensual que atrapa mis sueños

caigo enterrándome en la dureza de la superficialidad

pero me levanto como mi sangre

derramando el líquido blanco del amor

tan poderoso que el chorro se esparrama por las ilusiones

por las ganas de hacerte mía para siempre.