el deseo rompe mi ropa que traspasa la suave línea hasta tu piel tibia y fresca

afilo mi espada al fuego que arde en mi alma

lentamente me hundo en las profundidades de tus sentimientos

acaricio cual pétalo el contorno sensual de tus caderas

siento endurecer el hierro al silencio y frio de un golpe fatal

de dar al punto en el que se unen el cielo y la tierra

en el que los nervios nos hacen gritar de placer y lujuria

lentamente entierro la espada para herir tu corazón

haciendo un corte helado que estalla como un volcán

permitiendo que la lava cálida moje nuestros sueños

los empañe del color dulce y salado de un abrazo a la orilla del mar

de un beso en mitad de la noche

o de una caricia tibia en un amanecer.