nunca dejes que tu corazón de todo

sin pensar ni soñar

sin esperar la sonrisa de una mirada

todo se desvanece y no hay nada seguro

entre los cerrojos de lo efímero

y entre la sombra de la luz

 mujer amable, soñadora, seductora

es encantador entregarse a tus brazos

porque ellos son suaves y acogedores

pero es tonto abrasarte a ti

al juego delicado de lo delicioso

te has entregado a muchos corazones

los has rasgado desvaneciéndolos completamente

botándolos al olvido y dejándolos en cenizas

ciego amor que ahora quiero jugar

jugarlo de forma digna

lo suficientemente seguro, y apasionante

directamente en una flecha

ardiendo de sed por tus labios

me entrego y pierdo.